La casa vacía de ruidos, la escoba huérfana y la lavadora muda. Un buen día,M , cogió su maleta, saltó en su coche y se fue al sur. Él, con los ojos pegados y la almohada enroscada, solo pudo articular un "quiero un stick" con voz ronca y apagada mientras la miraba desaparecer por la puerta.
De momento el frío lo envolvió todo. Y no era una presencia extraña de esas que dan miedo en las pelis. Era frío. El tiempo se cubrió de nubes, las temperaturas bajaron y los copos de nieve comenzaron a desprenderse del cielo para posarse fuera de mi pecera. La soledad es fría y blanca, los ruidos se amortiguan y todo se hace lento. Todo pasa a llevar el ritmo de mi compañero de pecera. Que por cierto, cada vez engorda más y pronto dejará de ser un caracol manzana para convertirse en una caracol melón como dice M.
Ahora él, me mira con más frecuencia. Yo hincho mis agallas y lo miro con mi cara más fiera porque sé que le gusta y al fin y al cabo soy un pez luchador del Siam. M no esta, esta en el sur. La casa esta silenciosa y fría. El otro día empezó a nevar y él se alegró mucho cuando se dio cuenta. A mí se me puso una sonrisa bobalicona, creo que era por frío. Me puso la merienda mientras me hablaba . Gracias a Neptuno se dio cuenta y me puso agua caliente. El puto caracol sigue babeando y ensuciando la pecera. El también lo mira pero no pone caras ni hace nada que no sea engordar. Allí está pegado al cristal de mi pecera como si de un imán de nevera se tratase.
El ha vuelto a trabajar. Ha salido temprano de casa y ha llegado por la tarde cubierto de nieve. Esta mañana nos ha cambiado de sitio. Nos ha llevado al baño para que estuviésemos más calientes el gordo y yo en su ausencia.
M se ha ido al sur y ha dejado solo en la pecera a él. Me voy a dar 2 ó 3 vueltas por la pecera y voy a morderle las antenas un poco al gordo. Él esta mirando ausente por la ventana. Seguro que piensa en M o en su stick.
De momento el frío lo envolvió todo. Y no era una presencia extraña de esas que dan miedo en las pelis. Era frío. El tiempo se cubrió de nubes, las temperaturas bajaron y los copos de nieve comenzaron a desprenderse del cielo para posarse fuera de mi pecera. La soledad es fría y blanca, los ruidos se amortiguan y todo se hace lento. Todo pasa a llevar el ritmo de mi compañero de pecera. Que por cierto, cada vez engorda más y pronto dejará de ser un caracol manzana para convertirse en una caracol melón como dice M.
Ahora él, me mira con más frecuencia. Yo hincho mis agallas y lo miro con mi cara más fiera porque sé que le gusta y al fin y al cabo soy un pez luchador del Siam. M no esta, esta en el sur. La casa esta silenciosa y fría. El otro día empezó a nevar y él se alegró mucho cuando se dio cuenta. A mí se me puso una sonrisa bobalicona, creo que era por frío. Me puso la merienda mientras me hablaba . Gracias a Neptuno se dio cuenta y me puso agua caliente. El puto caracol sigue babeando y ensuciando la pecera. El también lo mira pero no pone caras ni hace nada que no sea engordar. Allí está pegado al cristal de mi pecera como si de un imán de nevera se tratase.
El ha vuelto a trabajar. Ha salido temprano de casa y ha llegado por la tarde cubierto de nieve. Esta mañana nos ha cambiado de sitio. Nos ha llevado al baño para que estuviésemos más calientes el gordo y yo en su ausencia.
M se ha ido al sur y ha dejado solo en la pecera a él. Me voy a dar 2 ó 3 vueltas por la pecera y voy a morderle las antenas un poco al gordo. Él esta mirando ausente por la ventana. Seguro que piensa en M o en su stick.