jueves, 5 de octubre de 2017

Truco o trato?



Parece ser que esto cada vez es más frecuente. Si, otra vez estoy de ausencia. Ya sé que parece mentira; una broma. Se puede pensar que soy un guasón y busco excusas para escribir y alcanzar notoriedad a costa de una “M” inexistente. O que esa “M” no tiene nada que ver con la femelina y detestable “M” que describo ausencia tras ausencia y es un pozo de virtudes; cariñosa y pausada. Pues no, os aseguro que estoy de ausencia de nuevo. Una ausencia breve y por trabajo si pero ausencia al final.
Tengo miedo. No por la ausencia, que va! Mañana estará de vuelta “María Elena” pero no sé en qué status volverá. El otro día, temprano, mirándome a los ojos me hizo una pregunta que actuó como un calambre que recorrió todo mi cuerpo. Luego, cuando mi ser volvió a recuperar sus contantes vitales y mi cerebro logró ordenar todo entendí realmente la pregunta.
 ¿Garrote o frontera?  Fue lo que mis neuronas procesaron en el primer momento mientras “M” aún movía sus labios y de su garganta expulsaba el aire para pronunciar esa pregunta. “Muerte o susto?” era lo que tras la fallida primer sinapsis cerebral, mis hemisferios recomponían la pregunta buscando en la memoria reciente. Mis retinas se empequeñecieron tras la retirada brusca del torrente sanguíneo hacía mis gónadas. Mis pulmones se cerraron bruscamente por orden de mi bulbo raquídeo, reteniendo el Co2 en un aire viciado y mis células pidiendo a gritos oxigeno de nuevo. En estado de shock, en paro cardiaco y sintiendo a “M” pero sin verla privado de todos mis sentidos, el mundo se paró alrededor. Los pájaros dejaron de trinar y cayeron al suelo imposibilitados para volar. Por un momento el polo magnético de la tierra cambió y la brújula personal que tengo al lado del tello (ése músculo famoso) marcaba al sur.
Mi corazón luchaba por batir una vez más antes de que todos los sistemas colapsasen y muriese. Un pálpito y todo volvió a ser normal biológicamente para mí. Respiraba, notaba la sangre de nuevo fluyendo..
“¿Camboya o Tailandia?” fue la pregunta que realmente me hizo “M”. Me la repitió una vez más tras sufrir el colapso y entre estertores conseguí balbucear: “Qué..que..qué Que…”Trataba de ganar de tiempo lógicamente. Mi cabeza iba rápido de la opción de enajenación mental por parte de “M” a mi visión en un arrozal rodeado de calaveras mientras 4 helicópteros pasaban por encima de mí apuntándome con m-60. “Pues…” Seguía ganando tiempo mientras mi visión pasaba a cuerpos sudorientos en garitos oscuros frente a ventiladores y mosquitos del tamaño de cuervos traspasando mi brazo. “Tai…laaa…andi……” Más tiempo.
Mi cabeza me retrata en un bar bañado en sudor rodeado de turistas montados en bueyes y una profesional diciéndome si quiero beacoup de bum bum mientras observo demasiada bolsa para una entrepierna femenina. Me veo cientos de horas volando por un suroeste asiático sufriendo la malaria, fiebres amarillas y 7 plagas bíblicas.
“Quiero conocer Filipinas cielo. Si voy a Asia quiero ver Baler. Allí dónde un puñado de españoles aguantó la fiebre, la sed y el asedio en una selva hostil, indómita y cruel.  Allí dónde el clima acabó con miles de compatriotas que murieron por lo diferente de ese ambiente tropical con el nuestro. Allí donde jóvenes sanos en nuestro país acabaron avejentados y enfermizos en latitudes tan ajenas. No digo que sea insano hoy por hoy pero a la historia me remito que seguro no es para nosotros pero……Bueno, la malaria ahora no creo sea mortal….jodida sí pero mortal….En fín…..