Parece ser que esto cada vez es
más frecuente. Si, otra vez estoy de ausencia. Ya sé que parece mentira; una
broma. Se puede pensar que soy un guasón y busco excusas para escribir y
alcanzar notoriedad a costa de una “M” inexistente. O que esa “M” no tiene nada
que ver con la femelina y detestable “M” que describo ausencia tras ausencia y
es un pozo de virtudes; cariñosa y pausada. Pues no, os aseguro que estoy de
ausencia de nuevo. Una ausencia breve y por trabajo si pero ausencia al final.
Tengo miedo. No por la ausencia,
que va! Mañana estará de vuelta “María Elena” pero no sé en qué status volverá.
El otro día, temprano, mirándome a los ojos me hizo una pregunta que actuó como
un calambre que recorrió todo mi cuerpo. Luego, cuando mi ser volvió a recuperar
sus contantes vitales y mi cerebro logró ordenar todo entendí realmente la
pregunta.
¿Garrote o frontera? Fue lo que mis neuronas procesaron en el
primer momento mientras “M” aún movía sus labios y de su garganta expulsaba el
aire para pronunciar esa pregunta. “Muerte o susto?” era lo que tras la fallida
primer sinapsis cerebral, mis hemisferios recomponían la pregunta buscando en
la memoria reciente. Mis retinas se empequeñecieron tras la retirada brusca del
torrente sanguíneo hacía mis gónadas. Mis pulmones se cerraron bruscamente por
orden de mi bulbo raquídeo, reteniendo el Co2 en un aire viciado y mis células
pidiendo a gritos oxigeno de nuevo. En estado de shock, en paro cardiaco y
sintiendo a “M” pero sin verla privado de todos mis sentidos, el mundo se paró
alrededor. Los pájaros dejaron de trinar y cayeron al suelo imposibilitados
para volar. Por un momento el polo magnético de la tierra cambió y la brújula
personal que tengo al lado del tello (ése músculo famoso) marcaba al sur.
Mi corazón luchaba por batir una
vez más antes de que todos los sistemas colapsasen y muriese. Un pálpito y todo
volvió a ser normal biológicamente para mí. Respiraba, notaba la sangre de
nuevo fluyendo..
“¿Camboya o Tailandia?” fue la
pregunta que realmente me hizo “M”. Me la repitió una vez más tras sufrir el
colapso y entre estertores conseguí balbucear: “Qué..que..qué Que…”Trataba de
ganar de tiempo lógicamente. Mi cabeza iba rápido de la opción de enajenación
mental por parte de “M” a mi visión en un arrozal rodeado de calaveras mientras
4 helicópteros pasaban por encima de mí apuntándome con m-60. “Pues…” Seguía
ganando tiempo mientras mi visión pasaba a cuerpos sudorientos en garitos
oscuros frente a ventiladores y mosquitos del tamaño de cuervos traspasando mi
brazo. “Tai…laaa…andi……” Más tiempo.
Mi cabeza me retrata en un bar
bañado en sudor rodeado de turistas montados en bueyes y una profesional diciéndome
si quiero beacoup de bum bum mientras observo demasiada bolsa para una
entrepierna femenina. Me veo cientos de horas volando por un suroeste asiático
sufriendo la malaria, fiebres amarillas y 7 plagas bíblicas.
“Quiero conocer Filipinas cielo. Si
voy a Asia quiero ver Baler. Allí dónde un puñado de españoles aguantó la
fiebre, la sed y el asedio en una selva hostil, indómita y cruel. Allí dónde el clima acabó con miles de
compatriotas que murieron por lo diferente de ese ambiente tropical con el
nuestro. Allí donde jóvenes sanos en nuestro país acabaron avejentados y
enfermizos en latitudes tan ajenas. No digo que sea insano hoy por hoy pero a
la historia me remito que seguro no es para nosotros pero……Bueno, la malaria
ahora no creo sea mortal….jodida sí pero mortal….En fín…..