Hace tiempo que no he escrito en
este blog. No ha sido por faltas de ausencias precisamente; ha habido sonadas
ausencias y reiteradas en el tiempo, las ha habido cortas y largas,
justificadas e injustificadas, por ocio, por trabajo y por vicio (..) Pero el
motivo de que no haya ampliado las numerosas ya existentes ha sido por falta de
tecnología y por falta de tiempo. Se acabaron los días en los que era dueño de
parte de la esfera del reloj. Ahora solo trabajo y cumplo con mis necesidades
fisiológicas. De hecho, ahora he tenido que elegir entre escribir esto y
ducharme…..
También me han abandonado las
musas. Me siento aquí delante y no se que escribir porque tengo el síndrome del
papel en blanco o porque hace tiempo que no me alimento de nutrientes
exteriores para estimular a musas, cerebro o gónadas inferiores. Así que escribo
y confío en que algo saldrá…..
“M” ha partido de nuevo dejándome
solo en nuestra nueva casa. Realmente solo no me ha dejado. Me ha dejado
acompañado de virus y bacterias que me tienen post
rado en el sillón entre un mar de pañuelos y pastillas para la garganta. Pero seguiré luchando día a día contra el frio y el calor, el dolor y el malestar y contra todo lo que se me ponga por delante porque soy un caballero de la orden de los pringaos.
Podría estar tirado en el sofá
viendo un partido de hockey pero hoy precisamente no hay. Ni ski, ni películas
ni nada parecido que me hiciesen llevadero mi malestar. Ni siquiera tengo esas
décimas de fiebre que te clavan en el sofá adormilado en un limbo
semi-inconsciente. Soy perfectamente consciente de la ausencia, de que me
aburro y de que eliminaría a todos los que saltan de un trampolín, a los jueces
y a los espectadores por condenar una tarde de olimpiadas febril a semejante
tortura. Hasta hace un momento estaba buscando combinaciones para unir juegos
de invierno con los de verano; lo único que se me ha ocurrido es el tiro al
plato con los saltos de trampolín.
Mi malestar me impide hacer todas
esas cosas que hago cuando “M” se ha ido. Esta vez no habrá sexo ni organizaré
timbas de póker con ex soldado rusos y piratas malayos. De momento me quejaré
en soledad y de vez en cuando iré llamando a gente por teléfono para hacerlo
con público. Por cierto “M” no llama a Cuchara. Sabía que en su detestable y
femelina cabecita no hay lugar para llamarme. Ni siquiera me llamará para
decirle que en una recreación de un partido de hockey en el recibidor me he
cargado un jarrón y un espejo. Ni siquiera me llamará porque en mi estado no le
puedo decir que me está empujando entre las piernas de una tercera.
Es más, si me llama no le cogeré
el teléfono para que piense que estoy genial y sin tiempo para ella, que no
vivo al lado del teléfono para cuando suene poder quejarme a sus oídos. Pensará que estoy en un bar rodeado de
camaradas y haciendo comentarios elocuentes y sagaces sobre cualquier tema de
moda trendy topic influencer y mega molón.
Ahora casi tengo nostalgia de
cuando en las ausencias tenia que hacer planes para sobrellevarlas. Ya no tengo
tiempo para eso, hoy es el entorno y los
agentes externos quien me hacen los planes…Hoy es tiempo para soñar. Pero esa
es otra historia que contaré más adelante.