domingo, 18 de febrero de 2018

Retorno



Hace tiempo que no he escrito en este blog. No ha sido por faltas de ausencias precisamente; ha habido sonadas ausencias y reiteradas en el tiempo, las ha habido cortas y largas, justificadas e injustificadas, por ocio, por trabajo y por vicio (..) Pero el motivo de que no haya ampliado las numerosas ya existentes ha sido por falta de tecnología y por falta de tiempo. Se acabaron los días en los que era dueño de parte de la esfera del reloj. Ahora solo trabajo y cumplo con mis necesidades fisiológicas. De hecho, ahora he tenido que elegir entre escribir esto y ducharme…..
También me han abandonado las musas. Me siento aquí delante y no se que escribir porque tengo el síndrome del papel en blanco o porque hace tiempo que no me alimento de nutrientes exteriores para estimular a musas, cerebro o gónadas inferiores. Así que escribo y confío en que algo saldrá…..
“M” ha partido de nuevo dejándome solo en nuestra nueva casa. Realmente solo no me ha dejado. Me ha dejado acompañado de virus y bacterias que me tienen post


rado en el sillón entre un mar de pañuelos y pastillas para la garganta. Pero seguiré luchando día a día contra el frio y el calor, el dolor y el malestar y contra todo lo que se me ponga por delante porque soy un caballero de la orden de los pringaos.
Podría estar tirado en el sofá viendo un partido de hockey pero hoy precisamente no hay. Ni ski, ni películas ni nada parecido que me hiciesen llevadero mi malestar. Ni siquiera tengo esas décimas de fiebre que te clavan en el sofá adormilado en un limbo semi-inconsciente. Soy perfectamente consciente de la ausencia, de que me aburro y de que eliminaría a todos los que saltan de un trampolín, a los jueces y a los espectadores por condenar una tarde de olimpiadas febril a semejante tortura. Hasta hace un momento estaba buscando combinaciones para unir juegos de invierno con los de verano; lo único que se me ha ocurrido es el tiro al plato con los saltos de trampolín.
Mi malestar me impide hacer todas esas cosas que hago cuando “M” se ha ido. Esta vez no habrá sexo ni organizaré timbas de póker con ex soldado rusos y piratas malayos. De momento me quejaré en soledad y de vez en cuando iré llamando a gente por teléfono para hacerlo con público. Por cierto “M” no llama a Cuchara. Sabía que en su detestable y femelina cabecita no hay lugar para llamarme. Ni siquiera me llamará para decirle que en una recreación de un partido de hockey en el recibidor me he cargado un jarrón y un espejo. Ni siquiera me llamará porque en mi estado no le puedo decir que me está empujando entre las piernas de una tercera.
Es más, si me llama no le cogeré el teléfono para que piense que estoy genial y sin tiempo para ella, que no vivo al lado del teléfono para cuando suene poder quejarme a sus oídos.  Pensará que estoy en un bar rodeado de camaradas y haciendo comentarios elocuentes y sagaces sobre cualquier tema de moda trendy topic influencer y mega molón.
Ahora casi tengo nostalgia de cuando en las ausencias tenia que hacer planes para sobrellevarlas. Ya no tengo tiempo para eso, hoy es el entorno y  los agentes externos quien me hacen los planes…Hoy es tiempo para soñar. Pero esa es otra historia que contaré más adelante.