Queridos..amigos..de..Pirineo..total;
Sabed queridos lectores que
vuestras quejas no son escuchadas. Que hubo un tiempo en que las presiones de
lobbies internacionales y de los miles de lectores impedían que conciliase el
sueño. Hoy, ese momento pasó. Asumid que tengo una vida y que la cuenta donde
teníais que ingresar los donativos sigue a 0. Pensad en todo el esfuerzo que me
supone que podáis sentaros a leer vuestra ansiada crónica. No seáis egoístas y
pagad; apadrinarme y os hartareis de crónicas y de las noticias bajo la
realidad de nuestras montañas. Aún así..ya que mis problemas técnicos están
resueltos…allí va la primera de la temporada.
“UN DÍA CUALQUIERA”
He estado pensando en hacer un resumen de la temporada en esta crónica, pero tras meditarlo (no mucho) y hacer un balance de la misma (con la misma desgana que antes) me he dado cuenta que el mejor resumen es el día de hoy. Este día, su relato, es el reflejo más fiel de lo que ha sucedido esta temporada mejor que cualquier análisis exhaustivo que pudiese realizar.
Me he levantado a la misma hora
en una mañana fría y nevada con la energía de todo el invierno. Me tomaba el
café viendo los mismos coches que han pasado a esa misma hora cada día de la
temporada. He abierto la app de Orgasmon para mirar el mismo parte que emiten
durante estos últimos meses y he pensado que no había tanta gente como
anunciaban los voceros de siempre. He bajado con el mismo síndrome de la
marmota de los últimos 120 días, la misma ropa, mismas legañas….
Cuando he llegado a las estación
(con ganazas) he corrido a pedir un bocata tradicional y la base de la alimentación
para todo esquiador; un bacon-yeso. No ha podido ser porque hasta las 12 no dan
calientes..es la hora del café y punto y además es por la otra cola. El caso es
que he pensado en hacer una de mis cosas favoritas en la estación y que hago
todos los días antes de empezar las clases: deleitarme con el pórtico de
entrada a los baños. Desde que vi la nueva entrada a los baños empleo todos mis
ratos de ocio en descubrir nuevos detalles en los relieves de la entrada. He de
confesar que soy un enamorado del barroco y me quedo extasiado ante tanta
solemnidad y tan esmerados detalles. Creo que algo funcional y a la par bonito
nunca está fuera de lugar. Pese a sus detractores, opino que se hizo bien en
descartar el estilo herreriano y que parte de la afluencia asiática de la
estación se la debemos a esta joya de la ingeniería civil. Tras sufrir 2 veces
el “síndrome de Stendhal” me he acercado a la escuela tambaleándome con la
ventisca y la copiosa nevada para saludar a mis sonrientes compañeros.
Abro la puerta y sonriendo de
oreja a oreja pongo mi dedo para fichar y no enfadar a la estudiosa antes de
desear a mis 70 compañeros una grata jornada y un feliz trabajo. 2 empujones, 3
codazos y 7 caídas de diferentes objetos
como cascos y prendas de nuestro (bonito funcional y estanco) uniforme desde la
puerta a mi percha, consigo meter la mochila en su sitio encajándola a base de
2 puñetazos y una patada. He de llegar a la máquina del café de Nando para mi
dosis de chocolate haciéndome sitio entre la multitud de profes que como
zombies miran la pantalla de su futuro próximo.
La máquina da miedo. Suena como
una turbina de un avión antes de explotar pero confío en que no lo haga en ese
instante y la valentía me recompensa con un momento choco-piti para ponerme las
botas.
Calzado y preparado subo de nuevo
arriba para asistir a una reunión que el “heraldo del mal”, nuestro querido
director nos tiene a bien dar todas las mañanas. Nos informa que se abre en el
día y que sigue cerrado. Hoy el alimoche estará abierto, la pala no, sabocos se
verá…y me toca cursillo adulto de los sobrantes de los días anteriores que van
desde el abuelo bantú hasta el niño esquimal (inuit, perdón rapaz) con todo sin
pisar.
Salgo a reunirme con mi tropa
asignada en el mismo sitio de siempre con paso firme y resuelto…me paro (pasa
una moto) saludo a la señora cursillista de todos los días 2 pasos más adelante
que me pregunta por la bandera 3, el pto 7, el tiempo que hará hoy y sobre
quién es el monitor de su hijo que no se acuerda. Tras jugar al “quién es
quién” con la señora un rato me reúno con mi grupo. Tratan de darme más cromos,
descartes, cambios y salgo pitando con 10 de los que solo conozco 2 del día
anterior.
2 cuñas, 3 virajes fundamentales,
3 paralelos, un cuña-chuss, algo parecido al sumo deslizado y yo emprendemos un
descenso trabado sorteando cursillos en diagonales y manadas de niños hacia una
silla de Fobas 1 azotada por el viento. Ganazas!
Nos quedamos con las ganazas de
subir a Sabocos pero llegamos a Mandilar. Lo hacemos en mitad de una ventisca
sin visibilidad, ateridos de frío para
proceder con la armonía (perfectamente sincronizada) de un cursillo
deslizándose en pos de su monitor por el manto blanco e inmaculado…ganazas!!
Ganazas de mazarranuela. Ganazas
de la pala. Ganazas del snow park. Ganazas!! Ganazas!! Ganazas!!
La nieve es fría y compacta. No
es polvo pero sigue cayendo y aumentando su espesor haciéndola cada vez más
apetecible. Veo gente, esquiándola a su libre albedrío. Son orcos en su mayoría
pero también hay compañeros que aprovechan sus momentos de ocio. Yo sigo
trabajando y mirando por el rabillo del ojo mientras maldigo a mis compañeros.
Acabo el cursillo y salgo raudo y
veloz a cambiarme para esquiar recobrada mi libertad. Lo normal sería que tras
bajar la última con el cursillo con una nieve estupenda, llegase y me
encontrase con una hora más, 2 ó 3 para no poder esquiar nada. Hoy no es el
caso. Hoy solo sube la temperatura, cambia la nieve, se cierra de nuevo cuando
bajo yo y no cojo una piedra, cojo 3 seguidas y abro el ski por la espátula.
Ganazas!!