jueves, 20 de diciembre de 2018

Sta Lucia te conserve la ausencia




No tengo vida así que no noto la ausencia hasta que llego a casa. Me levanto temprano y salgo de casa en mi vertedero –furgoneta para vivir parte a parte, problema a problema y colgado del teléfono entre avisos de peligro urgentísimos todos que van desde la posible fisión de un reactor nuclear de una nevera hasta el derrumbe de una casa entera con inundación incluida (y hasta una epidemia de tifus más que segura). Almuerzo en la furgoneta y como en media hora mientras Jaca se hunde en una sucesión de terribles roturas, explosiones y estampidas. No soy consciente de la ausencia porque no soy consciente ni de mi persona. Mis funciones vitales desaparecen; no meo, no como, respiro depende de la posición que tenga y mi cuerpo se convierte en piedra, junco, aire, papel o tijera dependiendo de la necesidad. Soy un samurái del trabajo. Soy kung-fu manta. Soy budista con mal karma laboral. Sigo el camino de la chapuza. Solo importa el momento porque el pasado ya lo he acabado (o postergado) y el futuro será más tarde porque no he acabado de apretar el tornillo que sujeta la ciudad con el resto del mundo y sus consiguientes fuentes de soportes vitales de la población.  Pero cuando abro la puerta de casa tras un duro  y largo día de trabajo allí me está esperando la ausencia, el hambre, el wc y todo eso que no hago durante todo el día. Todo sea por la obscena cantidad de pasta que gano y el nivel de vida que llevo. Estoy eligiendo una furgoneta Maserati …no digo más.
Pero cuando llego al vestíbulo, la soledad y la singularidad me asaltan. “M” no está ni me pilla el teléfono. Colette sigue secuestrada. Estoy en una soledad que me impide quejarme a gusto y dónde no puedo verter mis odios y mi rabia como quisiese.
No importa, soy una isla de tranquilidad y la luz me acompaña. No estoy solo, Dios está conmigo. Me convierto en agua a la que no puedes golpear, ni llamar x teléfono, ni matarle la cabeza porque tienes que pintarle toda la habitación. Soy agua amigo mío.  Agua Carlista por cierto. Y lo mejor de todo….soy agua con 2 tuper en una bolsita. Y además me voy a chascar una cerveza y voy adormecer mi espíritu antes de ducharme y quitarme la mugre radioactiva del último parte.
Ya voy un poco borracho y estoy fumando con la puerta cerrada. Hace un poco de frío pero yo me río. Mañana es viernes y eso significa el retorno de “M”. Viernes. Tengo una alarma nuclear, otra química y un par de posibles escapes de gas mostaza en varias urbanizaciones y luego volverá “M” cargada de regalos navideños y con lencería nueva. La vida me sonríe. Tengo hambre pero tengo comida hecha, estoy sucio y cansado pero no está Myriam y tengo un sofá y un capítulo de Sherlock.
La ausencia es corta esta vez y soy el guardián del orden, el conservador de occidente y el borracho del 3º que mea desde el balcón.