miércoles, 3 de julio de 2019

Canícula

Que tenga una lista de odios no es algo destacable en mi persona. Que esta lista aumente día a día tampoco. Quizá no sea el tío más amigable ni más sociable del mundo pero lo asumo hasta con un poco orgullo. A veces me siento solo aunque esté rodeado de gente, de mucha gente incluso. Pero tampoco es algo que me preocupa demasiado porque llego a casa y allí está esperándome “M” con unas galletas recién horneadas y su incondicional atención a mis pequeñas miserias cotidianas. Tenemos esa complicidad de las almas gemelas que transitan juntas desde siempre. A veces ni siquiera hace falta hablar para saber qué quiere la otra persona. El otro día por ejemplo cuando abrí la puerta ya me miró y me dijo que no tenía el farolillo para no se qué. La anterior noche, sin decir yo nada, por telepatía imagino, me dijo lo mismo. En ambas ocasiones sabía en que estaba pensando sin yo decir nada. Y así día a día: cómplices y... platónicos perdidos.

Por eso sufro tanto en estas ausencias; mas si cabe sin son veraniegas y calurosas. Abrir la puerta tras una jornada laboral difícil y no encontrarme las galletas y a “M” para tranquilizar mi mente y olvidar los sinsabores diarios hace que me encuentre envuelto en una espiral de locura continua.
“M” la detestable, femelina y negacionista militante se ha ido esta semana en medio de una ola de calor acrecentando que mis días sean más extraños. Colette está inaguantable cómo en toda ausencia negándose a comer y mover el rabo cuando me ve. Esta muy malcriada. La paseo y le compro jamón york, la llevo al rio para que se refresque y hasta la saco a jugar con gatos pero no me recompensa. No sé si los perros tienen “edad de pavo” pero empiezo a pensar que le está llegando el desarrollo.
Me he dejado un poco estos días de ausencia aunque es perdonable en medio de la canícula (me encanta esta palabra. Canícula) La nevera es un monolito futíl que no alberga nada salvo jamón york y 2 yogures de Colette. Sigo sin ducharme y confiando unicamente en el milagro químico del cloro. Puede que me afeite si, pero será por quitarme calor solamente. La última vez que se hizo la cama todavía campaba “M” entre lavadora y lavadora cantando alegres canciones frescas y pegadizas. Por cierto, la sensación rara que tengo en la casa es la ausencia del monótono ruido de la lavadora. Me acabo de dar cuenta ahora mismo.
En fín...vida estival y canicular. Trabajo, insectos, turistas e imposibilidad de aparcar. Ausencia y una total falta de horarios disciplina ni nada que implique un orden.
Pero esto ha de cambiar lamentablemente porque mis pequeñas “vacaciones” han de terminar un día u otro. Ese día me llegará por sorpresa y vivo atemorizado porque suene el teléfono y sea el Sr. Seguros con partes de roturas, goteos indeseables, persianas remolonas y enchufes díscolos. Trato de ser positivo pero no me engaño: no soy positivo. De hecho vivo como un condenado en espera de la sentencia.
Pero hoy es un buen día para cambiar y disfrutar a tope del momento. Me he levantado y temprano y voy a correr siendo un runner viviente más que mira convulsivamente su reloj/smartphone con datos de soporte vital para colgarlos en un aplicación después. Voy a entrenar. Si a entrenarme para dar mi cordura, mi voluntad y originalidad a la masa. Cuanto más piense por mi mismo peor y más incordio. Mi personal coach virtual del móvil me dice que coma 1000 calorías de cerebros, que corra 15 min para empezar y beba una infusión (o smoothy) de berenjena apio y gurgute rojo nepalí. Puede que me haga un tatuaje con una acelga vietnamita en un muslo. Pero lo más probable es que no haga nada de esto. Puede que hasta no recicle y con las cintas de las cervezas me cargue 2 delfines....si las tiro a la piscina puedo acabar con turistas?. Seguramente viviré un día más en esta disciplencia regalada y disfrutando del libre albedrío que Dios nuestro señor nos brindó.
Pensándolo bien y por romper con el pensamiento único, igual hasta me hago cristiano ortodoxo y de estricta observancia de alguna regla monacal medieval y creo una aplicación para el telefono que te diga cuando ayunar, que comer, cuando fustigarse en penitencia, tiempo de oración y entrenamiento básico para procesiones a ermitas en festividades estivales en su variante de rodillas o portando cruz pesadisíma en la canícula (me encanta esta palabreja) Seguro que hasta le saco pasta al asunto.