Que tenga una lista de
odios no es algo destacable en mi persona. Que esta lista aumente día
a día tampoco. Quizá no sea el tío más amigable ni más sociable
del mundo pero lo asumo hasta con un poco orgullo. A veces me siento
solo aunque esté rodeado de gente, de mucha gente incluso. Pero
tampoco es algo que me preocupa demasiado porque llego a casa y allí
está esperándome “M” con unas galletas recién horneadas y su
incondicional atención a mis pequeñas miserias cotidianas. Tenemos
esa complicidad de las almas gemelas que transitan juntas desde
siempre. A veces ni siquiera hace falta hablar para saber qué quiere
la otra persona. El otro día por ejemplo cuando abrí la puerta ya
me miró y me dijo que no tenía el farolillo para no se qué. La
anterior noche, sin decir yo nada, por telepatía imagino, me dijo lo
mismo. En ambas ocasiones sabía en que estaba pensando sin yo decir
nada. Y así día a día: cómplices y... platónicos perdidos.
Por eso sufro tanto en
estas ausencias; mas si cabe sin son veraniegas y calurosas. Abrir la
puerta tras una jornada laboral difícil y no encontrarme las
galletas y a “M” para tranquilizar mi mente y olvidar los
sinsabores diarios hace que me encuentre envuelto en una espiral de
locura continua.
“M” la detestable,
femelina y negacionista militante se ha ido esta semana en medio de
una ola de calor acrecentando que mis días sean más extraños.
Colette está inaguantable cómo en toda ausencia negándose a comer
y mover el rabo cuando me ve. Esta muy malcriada. La paseo y le
compro jamón york, la llevo al rio para que se refresque y hasta la
saco a jugar con gatos pero no me recompensa. No sé si los perros
tienen “edad de pavo” pero empiezo a pensar que le está llegando
el desarrollo.
Me he dejado un poco
estos días de ausencia aunque es perdonable en medio de la canícula
(me encanta esta palabra. Canícula) La nevera es un monolito futíl
que no alberga nada salvo jamón york y 2 yogures de Colette. Sigo
sin ducharme y confiando unicamente en el milagro químico del cloro.
Puede que me afeite si, pero será por quitarme calor solamente. La
última vez que se hizo la cama todavía campaba “M” entre
lavadora y lavadora cantando alegres canciones frescas y pegadizas.
Por cierto, la sensación rara que tengo en la casa es la ausencia
del monótono ruido de la lavadora. Me acabo de dar cuenta ahora
mismo.
En fín...vida estival y
canicular. Trabajo, insectos, turistas e imposibilidad de aparcar.
Ausencia y una total falta de horarios disciplina ni nada que
implique un orden.
Pero esto ha de cambiar
lamentablemente porque mis pequeñas “vacaciones” han de terminar
un día u otro. Ese día me llegará por sorpresa y vivo atemorizado
porque suene el teléfono y sea el Sr. Seguros con partes de roturas,
goteos indeseables, persianas remolonas y enchufes díscolos. Trato
de ser positivo pero no me engaño: no soy positivo. De hecho vivo
como un condenado en espera de la sentencia.
Pero hoy es un buen día
para cambiar y disfrutar a tope del momento. Me he levantado y
temprano y voy a correr siendo un runner viviente más que mira
convulsivamente su reloj/smartphone con datos de soporte vital para
colgarlos en un aplicación después. Voy a entrenar. Si a entrenarme
para dar mi cordura, mi voluntad y originalidad a la masa. Cuanto
más piense por mi mismo peor y más incordio. Mi personal coach
virtual del móvil me dice que coma 1000 calorías de cerebros, que
corra 15 min para empezar y beba una infusión (o smoothy) de
berenjena apio y gurgute rojo nepalí. Puede que me haga un tatuaje
con una acelga vietnamita en un muslo. Pero lo más probable es que
no haga nada de esto. Puede que hasta no recicle y con las cintas de
las cervezas me cargue 2 delfines....si las tiro a la piscina puedo
acabar con turistas?. Seguramente viviré un día más en esta
disciplencia regalada y disfrutando del libre albedrío que Dios
nuestro señor nos brindó.
Pensándolo bien y por
romper con el pensamiento único, igual hasta me hago cristiano
ortodoxo y de estricta observancia de alguna regla monacal medieval y
creo una aplicación para el telefono que te diga cuando ayunar, que
comer, cuando fustigarse en penitencia, tiempo de oración y
entrenamiento básico para procesiones a ermitas en festividades
estivales en su variante de rodillas o portando cruz pesadisíma en
la canícula (me encanta esta palabreja) Seguro que hasta le saco
pasta al asunto.