Pues aquí estamos de
nuevo, en una ausencia en un otoño lluvioso. “M”, en modo Maria
Elena, se ha ido hoy a Madrid tempranito. Y por eso estamos solos
Colette y yo en el sofá en este momento. Tengo que decir que el día
ha ido como una balsa de aceite. Me he levantado a desayunar y no he
sufrido ninguna aparición terrorífica del cine japones con mujer
despeinada, cara oculta y con el comportamiento errático de un
espectro. Nada de lo acontecido en el porltergeist del fin de semana
pasado ha sucedido hoy. Ni los platos volaban, ni los muebles se
movían ni el ente gateaba por el techo soltando alaridos. Al
principio el buen karma me ha sorprendido pero sin ser consciente.
Paz en el café, relajación en el segundo café y Colette contenta
esperando turno. Al acabar el desayuno y cambiarme para ir a
trabajar, la tradición es despedirme cariñosamente de “M” y
desearle una buena mañana. Últimamente besaba en la frente a “M”
y le decía “Sal de ese cuerpo!. En nombre del otoño te lo
ordeno”. Pero hoy no estaba la de la posesión otoñal... se había
ido a Madrid.
Silbando y cantando al
bueno de Frank me he ido a pasear Colette mientras el cielo caía
sobre nuestras cabezas. El fresco de la mañana despejaba mi cabeza
mientras la explosión de colores en el monte reavivaba mi buen
karma. Iba a ser un buen día. Puede que hasta tuviese sexo...
Ya no tengo miedo de que
al levantarme esté lloviendo. Ya no tengo que fingir alegría
matinal ni plegarme a viajes obscenos que acaban en centros
comerciales . Puedo disfrutar del otoño del mal tiempo, del frio y
la humedad y del olor a podredumbre otoñal en un paseo en el que no
me encuentro a nadie. Es mi momento intimista, mi limbo glorioso en
el que el reloj corre hacia la nieve y fuera hace frio y me arropo
bajo la manta cansado después de quedarme helado. Hoy no tengo el
temor de que falle un plan y el mundo se acabe y todo sea una mierda
y tenga que huir de este mi lugar en el mundo porque existe una
confabulación contra “M” y todo el mundo sea malo, paleto, no se
pueda hacer nada y vaya a emigrar buscando riquezas en experiencias y
luces de neón y sitios dónde nunca cierran y tampoco hay gente
tonta (..)
Hoy me han fallado planes
cómo siempre que no esta “M” y todo el mundo esta fuera,
ocupado, lesionado, olvidado o desaparecido. Pero aún sintiéndome
solo no lo estoy porque no hay nadie y así soy el tuerto en el país
de los tuertos. No he hablado con nadie, es verdad, pero así tampoco
he escuchado tonterías. Esta lloviendo así que he descartado el
tenis, pádel y se me ha hecho tarde para salir en bici. Mi ansiedad
esta allí a la vuelta de la esquina y si no me canso mucho no
duermo. ¿Qué hacer? Pues ponerme las zapas de correr y salir a
pasear a Colette por caminos húmedos entre bosques incendiados y
dejar que el agua empape el mundo hasta los calzoncillos y volver
cansado cómo un perro a la guarida. Estoy tan equilibrado en mi
melancolía con el otoño que hasta disfruto duchándome...en serio.
Me he duchado sin que nadie me lo ordene o me chantajee antes de
mentirme.
Hoy estoy encantado
porque soy como si fuese de la guardia de la noche. Aquí sigo en pie
esperando al invierno en la oscuridad y la soledad pero contento. El
celibato lo llevo mal si, pero estoy acostumbrado. Si me toca con
Jhonn Nieve le meto porque es un imbécil y yo siempre he sido más
de los Lanister y todavía (atención spoiler) sigo sin entender cómo
pudieron acabar como acabaron con la única reina posible del trono
de hierro, los 7 reinos y los cuellos como los de un cantador de
flamenco.
Me piro a cenar, a pasear
a Colette y buscar una peli insulsa para dormirme.