miércoles, 23 de octubre de 2019

PAZ OTOÑAL

Pues aquí estamos de nuevo, en una ausencia en un otoño lluvioso. “M”, en modo Maria Elena, se ha ido hoy a Madrid tempranito. Y por eso estamos solos Colette y yo en el sofá en este momento. Tengo que decir que el día ha ido como una balsa de aceite. Me he levantado a desayunar y no he sufrido ninguna aparición terrorífica del cine japones con mujer despeinada, cara oculta y con el comportamiento errático de un espectro. Nada de lo acontecido en el porltergeist del fin de semana pasado ha sucedido hoy. Ni los platos volaban, ni los muebles se movían ni el ente gateaba por el techo soltando alaridos. Al principio el buen karma me ha sorprendido pero sin ser consciente. Paz en el café, relajación en el segundo café y Colette contenta esperando turno. Al acabar el desayuno y cambiarme para ir a trabajar, la tradición es despedirme cariñosamente de “M” y desearle una buena mañana. Últimamente besaba en la frente a “M” y le decía “Sal de ese cuerpo!. En nombre del otoño te lo ordeno”. Pero hoy no estaba la de la posesión otoñal... se había ido a Madrid.
Silbando y cantando al bueno de Frank me he ido a pasear Colette mientras el cielo caía sobre nuestras cabezas. El fresco de la mañana despejaba mi cabeza mientras la explosión de colores en el monte reavivaba mi buen karma. Iba a ser un buen día. Puede que hasta tuviese sexo...

Ya no tengo miedo de que al levantarme esté lloviendo. Ya no tengo que fingir alegría matinal ni plegarme a viajes obscenos que acaban en centros comerciales . Puedo disfrutar del otoño del mal tiempo, del frio y la humedad y del olor a podredumbre otoñal en un paseo en el que no me encuentro a nadie. Es mi momento intimista, mi limbo glorioso en el que el reloj corre hacia la nieve y fuera hace frio y me arropo bajo la manta cansado después de quedarme helado. Hoy no tengo el temor de que falle un plan y el mundo se acabe y todo sea una mierda y tenga que huir de este mi lugar en el mundo porque existe una confabulación contra “M” y todo el mundo sea malo, paleto, no se pueda hacer nada y vaya a emigrar buscando riquezas en experiencias y luces de neón y sitios dónde nunca cierran y tampoco hay gente tonta (..)

Hoy me han fallado planes cómo siempre que no esta “M” y todo el mundo esta fuera, ocupado, lesionado, olvidado o desaparecido. Pero aún sintiéndome solo no lo estoy porque no hay nadie y así soy el tuerto en el país de los tuertos. No he hablado con nadie, es verdad, pero así tampoco he escuchado tonterías. Esta lloviendo así que he descartado el tenis, pádel y se me ha hecho tarde para salir en bici. Mi ansiedad esta allí a la vuelta de la esquina y si no me canso mucho no duermo. ¿Qué hacer? Pues ponerme las zapas de correr y salir a pasear a Colette por caminos húmedos entre bosques incendiados y dejar que el agua empape el mundo hasta los calzoncillos y volver cansado cómo un perro a la guarida. Estoy tan equilibrado en mi melancolía con el otoño que hasta disfruto duchándome...en serio. Me he duchado sin que nadie me lo ordene o me chantajee antes de mentirme.

Hoy estoy encantado porque soy como si fuese de la guardia de la noche. Aquí sigo en pie esperando al invierno en la oscuridad y la soledad pero contento. El celibato lo llevo mal si, pero estoy acostumbrado. Si me toca con Jhonn Nieve le meto porque es un imbécil y yo siempre he sido más de los Lanister y todavía (atención spoiler) sigo sin entender cómo pudieron acabar como acabaron con la única reina posible del trono de hierro, los 7 reinos y los cuellos como los de un cantador de flamenco.
Me piro a cenar, a pasear a Colette y buscar una peli insulsa para dormirme.