Agosto ha pasado. El horrible
calor y los rebaños de zombies piscineantes, pipeantes, jardineantes y
terrraceantes se esfumaron una mañana lluviosa. El cielo amanece encapotado por
las mañanas y se puede ver alguna calle desierta a determinadas horas. Todo se
ralentiza y se convierte en menos urgente. Por la mañana temprano, parece que
eres la única persona de un mundo post-apocalíptico. Solo yo y Colette en un
silencioso y oscuro paisaje. Ya no hay decenas de zombies correteantes saltando
la desbrozadora a las 7.30 de la mañana con sus colores chulos de running o
buscando un wc y su cerebro.
Me encuentro solo, soy leyenda en
un vacío mundo laboral donde todo está acabado o no tiene sentido hacerlo.
“M” se ha vuelto a ir. Ahora
físicamente. Ha faltado 3 meses antes pero físicamente estaba. Era una
presencia; algo decorativo que no tienes que regar pero que no interactúa.
Donde estoy yo sentado ahora mismo más concretamente estaba su espectral
figura. Hora tras hora. Día a día. De vez en cuando pasaba y la tocaba para
comprobar que no era un holograma, que era materia y no el bucle infinito de un
alma en pena como los de los castillos escoceses. A veces con una ropa, otras
en bikini, sin bikini con toalla tras ducharse (no se duchaba aquí, el agua y
el ordenador no son compatibles) comiendo, sin comer, desayunando (..)
Ocasionalmente el espectro de “M”
cambiaba de forma y se levantaba de su sitio rompiendo ese bucle de meses.
Entonces es cuando todo se convertía en peligroso y arriesgado. Sus ojos
chispeaban fuego en una mirada hierática mientras caminaba lento levantando
pelos de Colette que dejaban una estela flotante a su paso. Y allí donde posaba
la miraba, objeto, vegetal, pila de platos o animal se convertía en piedra como
si de la medusa se tratase. Y quién estaba allí?. Yo. No me convertía en piedra entero pero
tras 3 meses de espectro una parte de mí estaba siempre dura como la piedra. No
por instinto, por la mirada de la medusa…
Pero hoy se ha ido. Esta mañana
ha cogido su ordenador y me ha dejado este sitio que hace 3 meses no utilizaba.
Todo está impregnado de ella; su olor, las marcas de los codos en la madera de
la mesa, el hueco hundido en la tapicería del sillón (que culo más bonito
tiene) y las pilas de folios y” posits” por todos los sitios. Volverá pronto
gracias al cielo y seguro que ya no será un espectro oficinante. Regresará
siendo la “M” femelina que he conocido siempre. Seguro que si…..o no?.
Sillón de espectros. Biescas. Una
nublada tarde de septiembre.
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