viernes, 1 de diciembre de 2017

Neverending story



Me arrancaron de mi hábitat. Tras largos años en ese entorno, un buen día el viento cambio y lo que eran fértiles llanuras pasaron a convertirse en eriales. La tristeza aparto la alegría de ese hasta entonces mi hogar y los armarios dejaron de cerrar bien. Es curioso pero a partir de entonces, todo lo que había funcionado correctamente dejo de hacerlo. Faltaban tiradores en cajones que siempre habían estado allí y dejaron de poder abrirse; se sumieron en el olvido. El confort que siempre pensé tener se desvaneció y resultó que había sido mentira; ya no estaba allí. Era como si la nada se expandiese. De golpe y porrazo todo había cambiado. Resultó que ni siquiera yo estaba dónde debía estar, la zona gris avanzaba y yo ya no estaba allí. Buscaba a Jufur para que me llevase lejos de la nada. Es que además….¡Joder!..Ni “M” esta dónde debe estar!!

Aquí empezó la verdadera similitud con “La historia interminable”; un mes de subir y bajar cajas. Desmontar armarios y bajarlos, montar armarios y subirlos tras bajarlos, subir para pintar aquí y bajar para pintar allá, subir escaleras con bolsas enormes para luego bajarlas rellenas de nuevo(..) Me hubiese venido bien tener al dragón Jufur y no al pequeñísimo Jaime pero le hubiese cambiado el nombre por ascensor y todo el mundo sabe que los dragones han de tener utilidades magnas y …en fin esa es otra historia. Ahora vivo en un sitio nuevo junto a mi hermosa y detestable “M”. Ella por cierto no está aquí ahora. Estoy solo en mi nuevo hogar como si estuviese de vacaciones en un apartamento alquilado por primera vez buscando donde están las cosas. Ya no hay “la nada” avanzando inexorablemente pero ahora no encuentro nada que es otra forma de olvido.
He perdido el azúcar para el café en algún sitio de la cocina pero no importa porque acabo de encontrar el interruptor de la cocina y podré seguir con mi tarea de búsqueda. “M” tampoco está en su sitio. Me giro para buscar el mando pero tampoco está en su sitio, está al otro lado junto a la mesa que debiese estar en el lado contrario. Mi eje oeste-este ha cambiado por este-oeste y la luz viene de donde no debiese y hasta el polo magnético no es el mismo. Mi brújula busca un norte que se ha desvanecido y “M” no está.  Ni siquiera tengo mi hockey hielo en la tv como antes para practicar mi golpe en el pasillo.
Bueno pero la vida sigue y tengo un árbol de hojas rojas al lado de la ventana de mi cuarto cuando me levanto. Tengo un lava-vajillas que no se llena nunca. Tenemos una zona verde, una piscina y una pista de tenis que ya tenía. En fin…M” no está, sigo buscando el azucarero y mi norte poco a poco se va recolocando. Pero esa es otra historia.  

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Corre Forrest




                          Cabalgar, cabalgar, cabalgar, de día, de noche, de día.
                          Cabalgar, cabalgar, cabalgar.
                          Y el alma se ha cansado tanto y el ansia es tan grande.
                          Ya no hay montañas, apenas un árbol.
                          Nada se atreve a elevarse.
Es de noche y las sombras de los arboles dibujan su relieve en el camino iluminado por la luz plateada de la luna. Corro acompañado de Colette mientras mi vena de poeta crece por lo que veo. No consigo encontrar nada que rime con luna para continuar esta crónica pero sigo corriendo. Quiero cansarme mucho más de lo que estoy para poder dormir en esta noche de ausencias. Hace un frio considerable y debería estar sentado en mi salón preparándome un vladimir pero ya no tengo esa posibilidad y sigo corriendo. Estoy de nuevo en una ausencia.
Me gustaría desmontar y apestando a camino, polvo, sudor y caballo dejarme caer en mi incómodo sofá de mi helador salón de mi melancólica cueva. Pero todo eso se ha tornado imposible en estos extraños días de ausencia. Mi castillo ya no es mi castillo, mi incómodo sofá se ha convertido en un cómodo chess long. No es que me queje del confort, me quejo de no tener un caballo cómo el alférez Cristoph. Y si me tientas, pensándolo fríamente no lo envidio (al final casca) pero quedaría bien en Facebook si tuviese.
                       Joder, joder, joder que frío.
                       Frío en las orejas, en la tocha.
                       Y las piernas se han cansado tanto y el ansia es tan grande.
                       Ya ni hay nieve, apenas una manchita.
                       Nada se atreve a caer. Plátano parece…
Sigo corriendo mirando las sombras que parece se mueven tras de mí. Nota mental: No ponerme a escuchar podcast de misterio cuando corro solo por el bosque entre tinieblas. No es ningún demonio, era Colette entre los árboles.
Quiero acabar la rutina corredora y llegar a mi casa (que no es mi casa) para meterme en la ducha vestido bajo el agua caliente. Mi detestable “M”, corredora experimentada, me dijo que me pusiese poca ropa para correr. Yo, tonto y crédulo, he hecho caso y ahora me muero de frio mientras la brisa del norte me trae efluvios de nieves lejanas.
El paisaje es oscuro, bañado en plata y recuerda los paisajes tristes de los 7 reinos o Transilvania. Parece que en la siguiente colina veré la silueta de un castillo recortándose por encima del bosque. Faltan aullidos de lobo para correr más deprisa. Hace frio y pienso en los Carpatos, en mi detestable y particular “Elizabetta” y la soledad durante eones a la que me veo condenado. Corro mientras pienso en el este y en esta. “M”…Transilvania….Vladimir.
Ya llego. Las piernas me van fallando mientras las luces del pueblo se acercan. Correr, correr, correr. Más aprisa que llego al calor del Jaime, a la ducha y al Vladimir.



jueves, 5 de octubre de 2017

Truco o trato?



Parece ser que esto cada vez es más frecuente. Si, otra vez estoy de ausencia. Ya sé que parece mentira; una broma. Se puede pensar que soy un guasón y busco excusas para escribir y alcanzar notoriedad a costa de una “M” inexistente. O que esa “M” no tiene nada que ver con la femelina y detestable “M” que describo ausencia tras ausencia y es un pozo de virtudes; cariñosa y pausada. Pues no, os aseguro que estoy de ausencia de nuevo. Una ausencia breve y por trabajo si pero ausencia al final.
Tengo miedo. No por la ausencia, que va! Mañana estará de vuelta “María Elena” pero no sé en qué status volverá. El otro día, temprano, mirándome a los ojos me hizo una pregunta que actuó como un calambre que recorrió todo mi cuerpo. Luego, cuando mi ser volvió a recuperar sus contantes vitales y mi cerebro logró ordenar todo entendí realmente la pregunta.
 ¿Garrote o frontera?  Fue lo que mis neuronas procesaron en el primer momento mientras “M” aún movía sus labios y de su garganta expulsaba el aire para pronunciar esa pregunta. “Muerte o susto?” era lo que tras la fallida primer sinapsis cerebral, mis hemisferios recomponían la pregunta buscando en la memoria reciente. Mis retinas se empequeñecieron tras la retirada brusca del torrente sanguíneo hacía mis gónadas. Mis pulmones se cerraron bruscamente por orden de mi bulbo raquídeo, reteniendo el Co2 en un aire viciado y mis células pidiendo a gritos oxigeno de nuevo. En estado de shock, en paro cardiaco y sintiendo a “M” pero sin verla privado de todos mis sentidos, el mundo se paró alrededor. Los pájaros dejaron de trinar y cayeron al suelo imposibilitados para volar. Por un momento el polo magnético de la tierra cambió y la brújula personal que tengo al lado del tello (ése músculo famoso) marcaba al sur.
Mi corazón luchaba por batir una vez más antes de que todos los sistemas colapsasen y muriese. Un pálpito y todo volvió a ser normal biológicamente para mí. Respiraba, notaba la sangre de nuevo fluyendo..
“¿Camboya o Tailandia?” fue la pregunta que realmente me hizo “M”. Me la repitió una vez más tras sufrir el colapso y entre estertores conseguí balbucear: “Qué..que..qué Que…”Trataba de ganar de tiempo lógicamente. Mi cabeza iba rápido de la opción de enajenación mental por parte de “M” a mi visión en un arrozal rodeado de calaveras mientras 4 helicópteros pasaban por encima de mí apuntándome con m-60. “Pues…” Seguía ganando tiempo mientras mi visión pasaba a cuerpos sudorientos en garitos oscuros frente a ventiladores y mosquitos del tamaño de cuervos traspasando mi brazo. “Tai…laaa…andi……” Más tiempo.
Mi cabeza me retrata en un bar bañado en sudor rodeado de turistas montados en bueyes y una profesional diciéndome si quiero beacoup de bum bum mientras observo demasiada bolsa para una entrepierna femenina. Me veo cientos de horas volando por un suroeste asiático sufriendo la malaria, fiebres amarillas y 7 plagas bíblicas.
“Quiero conocer Filipinas cielo. Si voy a Asia quiero ver Baler. Allí dónde un puñado de españoles aguantó la fiebre, la sed y el asedio en una selva hostil, indómita y cruel.  Allí dónde el clima acabó con miles de compatriotas que murieron por lo diferente de ese ambiente tropical con el nuestro. Allí donde jóvenes sanos en nuestro país acabaron avejentados y enfermizos en latitudes tan ajenas. No digo que sea insano hoy por hoy pero a la historia me remito que seguro no es para nosotros pero……Bueno, la malaria ahora no creo sea mortal….jodida sí pero mortal….En fín…..  


viernes, 29 de septiembre de 2017

El bosque oscuro



Podría estar disfrutando de mi recuperada libertad. Libertad….no tanto. Empiezo de nuevo: Podría estar disfrutando de mi libre albedrio plenamente. Vivir sin horarios y tranquilamente, sin grandes cosas, trabajando por las mañanas, salir en bici o tenis por la tarde, una birra al caer el sol con “M”..Nada. Se enteró “M” cuando acababa y compró un billete para Madrid el mismo día. Femelina como es ella, se puso el vestido negro en la maleta (olvidó meter el cargador y las tarjetas seguro) y con una maullido acentuado en francés se marchó.
Yo, acostumbrado a estas ausencias ya, me quedé resignado a sufrir la soledad, la ansiedad y el ostracismo. Tras pasar el día ahogado en rencor y planeando la rebeldía Ricardista (todavía sin adeptos) y encontrarme el alba hiperventilando en el sofá, la mañana me hundió en la melancolía. Había decidido tener parte activa en esta ausencia pero el entorno anti-ricardista se ha empeñado en que sufra esta pasivamente. Cenas en brasas etílicas, viajes para aquí, para allá, ahora tal, ahora pascual…
Ya no duermo a la hora ni me levanto temprano, no disfruto de mi cueva porque la ansiedad se me come. Mi vida es un sin vivir. He perdido el zen que me ha acompañado durante los últimos días y no me levanta el ánimo ni Federico. Ya no sonrío las 3 veces de rigor mientras escucho los podcast. He perdido el ánimo y camino de perder el apetito voy.
Ayer pedaleé con furia subiendo entre antiguos robles para recuperar ese zen perdido. En momentos parecía que ese punto de equilibrio volvía a inundarme pero era un espejismo. Los mínimos detalles cuentan mucho y perderte en el mismo camino 2 veces no ayuda. Hoy en día todo el mundo se entiende capaz de poner cartelitos indicando cual es el mejor camino, la dirección para andantes, para bicicleantes, automovileantes, el camino que es tuyo personal, otro que acaba en chufa(..). Así que cuando te has recobrado y estas metiéndote en ese limbo de sufrimiento aparece un cartel que te indica un camino. Te metes (mal!) y te das cuenta que el camino se cierra y los muros se han desplomado. Media vuelta y siguiente desvío que acaba en cartelito de propiedad privada contradictorio con el de tráfico rodado. Ya cuando retrocedes no tienes ese bienestar. Y una vez levantas la bici para sortear un muro desplomado mientras las zarzas te rodean las piernas ni siquiera recuerdas el concepto ese de zen. 20 metros más adelante, el bosque te envuelve, empiezas a hiperventilar y te apenas no tener un machete para selvas tropicales. Cuando llegas a un claro  el camino se abre y llegas a un cartel que ya has estado antes que te dice que es privado.
Y mientras bajo por ese camino (temeroso de que salga un pastor con una pipa para dispararte por allanar sus tierras ancestrales) el móvil comienza a sonar. Whatsup, llamadas pérdidas, alertas varias….Ha habido un ataque termo-nuclear en mi ausencia de cobertura?.
Si había un momento en el que estaba bien, recuperando mi zen y venciendo a la ausencia, ese momento me devolvió al vértigo de la ansiedad. Nos adentramos en tierras ignotas….
  

lunes, 25 de septiembre de 2017

Ricardismo



Nueva ausencia. Aquí estoy solo y meditabundo. He dicho triste? Pues triste también. Tan triste y  decepcionado con lo que me rodea que he decidido volver a mis orígenes. Dónde? A la soledad de una caverna lúgubre y fría. Al ostracismo y la incomprensión por parte de una sociedad que no deja de expresarse.
Pero no me quedaré aquí mascando mi soledad y el olvido al que me han postergado, renuncio a pertenecer a esto. Me emancipo. Declaro la Monarquia absoluta del rey en su ausencia D. Carlos. A tomar por culo! Dios, cueva y rey. Hoy es el primer día de este reducto absolutista en un mundo democrático en el que todos pueden decir tonterías y dar su opinión. Aquí en ausencia de D. Carlos (y no lo espero) se dice lo que diga yo, se hace lo que haga yo y cualquier acto discrepante conllevará penas sin ningún tipo de garantías jurídicas ni ostias en vinagre. Principalmente porque la cosa es más rápida así. Quién hable de dialogo en la cocina se va cómo mínimo desterrado al portal. No porque me vayan mal las discrepancias no; porque contradice al infante cuya designación no es por un simple sufragio de un pueblo sino divina. El mismo Dios ha designado a D. Carlos como soberano de un pueblo señalándolo  con su dedo creador. Punto.
Además, sinceramente si Dios lo quiere..Quién puede contradecirme? Y más importante, cómo quedarme con este mandato divino solo para mi cueva? Esa es la  gran contradicción del Ricardismo, el saber la tenencia divina de la razón y no tratar de imponerla al resto. Un fin elevado constreñido al solar propio.
En fin, resistiré en mi retiro voluntario y edificaré un Ricardismo fuerte para asaltar a todo aquello que me ha ultrajado y me ha apartado. Llegará un día en que los cumpleaños estén prohibidos y se juzgue a sus promotores y celebrantes y hasta los que han vendido esos juguetes en un sedicioso mercantilismo. Esa casta pueril y burguesa que poco a poco mina los valores fundamentales de esta sociedad tendrá que pagar con esas fortunas amasadas en el Monopoli u otros juegos de mesa. Esa élite vil que aparta al diferente por miedo y envidia y se esconde detrás de barbacoas y migas. Llagará el día en que se prohíban los mítines donde se acusa al virtuoso por escéptico y sobrio amparándose entre croquetas, saquitos y calamares. Ese día, no muy lejano, no seré magnánimo como nuestro D.Carlos lo fue, ese día seré justo y me apoyaré en la virtud para sentar las bases de un nuevo régimen.
El Régimen absolutista Ricardista luchará por una sociedad que haga lo que me apetece a mí. Mejor dicho, el régimen Ricardista basado en los pilares del Carlismo (que solo contempla la legitimidad del rey D.Carlos, en la gloria esté) creará una sociedad en la que NO se haga lo que NO me apetece y la gente tenga que hacerme mucho la pelota. Eso sí, todavía no se si represaliar a esa gente que discrepa conmigo o ha conspirado contra mí.
Aunque para eso queda todavía mucho tiempo. De momento me quedo aquí en la cueva, en la soledad lúgubre de la tierra mascando mi decepción con el entorno. Quizá aproveche el barro de mis zapas para dibujar en el techo escenas de caza…