Otra vez. Estoy cansado. “M”
aparece y desaparece como si de un espíritu se tratase. Un día está aquí,
pestañeas y ya no está; se ha ido. Desaparece y en su lugar deja montoncitos de
ropa tras una nube de humo. Es una mierda ver esos montoncitos y saber que ha
desaparecido sin cumplir con lo prometido. Otra ausencia sin preparación
previa…Pero te repones ante la adversidad como puedes:
Paso 1: Buscas reservas químicas
ante la posible aparición de la temida ansiedad. Te aseguras una larga lista de
entretenimientos que van desde lecturas varias, podcast, pelis y series que no
vas a ver, escuchar o leer. Haces una lista de quehaceres para emplear tu
tiempo que tampoco vas a realizar por una series de causas que van desde la
pereza hasta la estupidez de la tarea o la no menos recurrente del olvido.
Paso 2: Improvisación. Te fías y
lo dejas todo a la improvisación. Te conviertes en un jugador y te lo juegas a
una carta con la total seguridad que te saldrá bien. Siempre te olvidas que no
tienes suerte en el juego.
Paso3: Haces todo lento y
concienzudamente para que pase el tiempo y tu aclimatación a la ausencia se
vaya implantando en tu vida. Espacias todo y sobre todo tratas de no descansar
mucho y de ir dejándote cosas sin hacer para mantenerlas en la reserva. Así que
consigues que el día se te haga muy largo y no te da tiempo a hacer nada. Y
cuando digo nada me refiero a la higiene personal, doméstica, a la alimentación
y a todo lo vital..
Paso 4: Te dejas. Caes en la
auto-complacencia. Entras en una espiral de decadencia en la que tu barba
crece, fumas continuamente, bebes cañas enteras y llevas la misma camiseta
todos los días. Comes siempre lo mismo (ver paso anterior) y estas tan cansado
(nuevamente paso anterior) que el día se hace terriblemente largo.
Mi aclimatación va bien
actualmente. Todavía es martes y hasta el viernes no acabará del todo la
aclimatación a la ausencia. Me estoy fumando un cartón de tabaco mientras me
bebo una caña grandota y hasta eructo de vez en cuando. Me pica la barba un
poco y desde aquí me huelo mi propio olor corporal. Estoy terriblemente cansado
para salir a la calle y distraerme un poco de esta ausencia constante. Pero
estoy bien. He salido corriendo de la estación para coger el primer coche que
bajase a Biescas para realizar las múltiples cosas que he de hacer hoy. Claro
que esperaré a última hora para hacerlas todas. Tengo que ducharme, comprar,
hacer la cena, poner una lavadora, ver un capítulo de Sherlock, el slalom
masculino, la última parte de la final de hockey, leerme el capítulo 8 del
libro, pornografía, llamar a Myriam, pasear a Colette, ajustar los cambios de
la bici y estirar después de meditar antes de una sesión de yoga. Empezaré
dentro de exactamente 2 horas. Aunque estoy tan cansado…