La ausencia de hoy es total.
Salvo Colette todos se han ido dejándome en la soledad absoluta. Huérfano,
viudo, solo y mojado porque también llueve. Mi bici desmontada esperando la
mano que la saque de su letargo, mi viejo portátil hundido en un coma que temo
terminal y la nevera como un reflejo de mi alma.
Se fue de nuevo la doctora
detestable sin acabar lo que tenia que hacer. Se fue sonriendo como si de una
broma se tratase. Dejo tras de si una lista “De cosas para no hacer” que se
podría resumir en no ensuciar, no contaminar y cuidar de la virtud de Colette.
Todo muy sencillo de cumplir. Viviré en el descansillo de la escalera y sacaré
un corcho de champán de algún sitio.
Mi madre me ha abandonado junto a
mi hermana y ella ha dejado una nota con que poder comer y otra lista de tareas
que he de sumar a la de mi hermano de riegos, puertas y de la seguridad del
resto de familia y la virtud de todos ellos.
A todo esto he de sumar las
negras nubes que pueblan el cielo, la sociedad y mi cabeza. Tormentas de gran
carga eléctrica que espero no descarguen cerca de mí. Aun así estoy contento
porque la lluvia me evita cientos de riegos que hacer. La vida del campo, la
cual pensaba era dura pero plácida me estresa. Wall Street es más relajado
seguro. Que si las primas de riego bajan y los bonos de siembra suben, que si
el sol amenaza una opa hostil y que el vecindario trata de nacionalizar los
surcos regados con el sudor de mi frente (y de la de Bastian), que se pierden 5
puntos de pimientos …..Horrible. Suena el despertador temprano cuando esperaba
que fuese el gallo quien me sacase de mi sueño y corriendo has de ir de un lado
a otro para labrar, reuniones de urgencia por tal o cual riesgo y buscar una
cobertura a la planta. Acude a los mercados y peléate con varios brokers de 70
años por el turno, la calidad, la oferta y la demanda.
En mi ignorancia pensaba que me
sentaría al lado de mi huerto y fumaria en pipa mientras con Colette tumbada a
mi vera observaba como todo crecía exuberante y perfecto. No sabia que tendría
que vigilar todos los bichos terrenales (no creo que Noé metiese en el arca una pareja de babosas, otra de cucos rojos..será cosa del diablo) para que no se coman mi huerto mientras
observo el cielo y espero que llueva para que las plantas crezcan a la vez que
las malas hierbas que tendré que quitar mientras grito a Collie para que no
pise mientras corre tras un gato que a su vez quería escarbar mi plantación
justo cuando me hablan vecinos y
transeúntes poniendo en tela de juicio las directrices que me han
marcado mis maestros (…)
Mientras escribo esto “M” estará
en Valencia, mi madre y hermana en Zrgza y el resto en Sitges. Tan mal me he
portado para recibir este karma?. Tan equivocado estoy en mi aislamiento?
¿Hay alguien allí? ¿Alguien me
escucha?
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