viernes, 13 de enero de 2017

El Prometeo femelino



La casa está en penumbra. No hace frío y suena un disco de Massive Atack. Los virus remiten y la ausencia está en su fase final. Acabo de regresar de una sesión de pilates para estirar lo contraído hoy esquiando. Tengo hasta el atisbo de lo que puede ser sueño así que todo va bien hoy…Muy bien para ser cierto en un día de ausencia diría yo. Incluso “M” me ha mandado varios mensajes y hasta he hablado con ella. Todo va como la seda así que me asusta un poquito. La paranoia se instala en mi cerebro y empiezo a sudar. Mi frecuencia cardiaca se eleva y comienzo a notar el aliento de la ansiedad.
Así que me toca alejar mi cabeza de esto. Crearé vida a partir de lo inerte. Parece muy complicado dicho así pero realmente cualquiera que haya visto Frankestein un par de veces está capacitado. Lo importante es reunir el material y se dónde conseguirlo. Primero el modelo es importante. Voy al armario de “M” y cojo un vestido para medir las formas que necesito. Hecho esto busco en internet algún sitio para pillar el material orgánico necesario. En www.trozosmorgue.com hay bastante pero es muy caro así que me decanto por amazon que tienen de todo. Salgo a la calle y busco entre los arbustos el cadáver del gato que atropellaron ayer y escondí para no disgustar a la reina de los gatos. Afortunadamente el cerebro está intacto y lo meto en el tuperware. Colette está encantada …la muy tonta. Voy a “Cadiera” y compro lo interno porque sale más barato. Además no se ve nada y me permito llevarme cuarto y mitad de ternera y cerdo, cordero que está muy bien de precio….
Y comienzo el currelo. Es laborioso y no tener a un Igor no ayuda nada. Colette va pillando de aquí y de allá así que tengo que volver porque me faltan piezas. Esto es una ciencia y hay que ser escrupuloso con el trabajo; te dejas un ahujerito de poner y no te dura nada. Así que en youtube miro tutoriales en pancho para cerciorarme de que está todo bien. Pongo tuberías flexibles para las cañerías, no creo que haya rechazo; el plástico es bueno.
Cuando llega el pedido de Amazon ya está acabada la parte funcional. Se pasa “Cadieras” y me dice que no me va a funcionar por no sé qué mierda de tendones que faltan. Siempre hay un listo que sabe de todo..Me llama un colega para tomar algo y le digo que estoy ocupado montando un monstruo de Frankenstein. Dice que le mola mucho y se pasa que montó un lego y ….Le cuelgo joder; uno está ocupado.
Empiezo a ajustar las piernas y cuando llego a los pies me han mandado un 36 y un 42. No importa mucho pero hablaré con Amazon. Estoy cortando las uñas a los pies y aparecen los jubiletas observadores que me preguntan que he comido. Ten cuidado me advierten cuando sueldo las piernas al tronco. “PA qué pones ese huevo allí dentro!! Bah nada…, lo mejor y la estas jodiendo” Me dicen cuando estoy culminando la cintura unión piernas. (Tendría que haber puesto el huevo estriado?)
Ahora el torso, el pecho…(me he pasado de talla pero bueno…la ciencia y esas cosas….) Coso aquí, coso allá, tapono la cava y cierro sin poner el corazón de corzo que había comprado. Saco a la calle al público porque es imposible concentrarse así. Abro de nuevo, meto el corazón y cierro con punto de cruz que me ha aconsejado mi madre. Ahora la cabeza. Engancho los nervios en el cerebelo del gato y conecto la espina dorsal. Ya no me fio y pongo una cremallera por si he de abrir de nuevo. Ojos de Michelle Pfeiffer, cara de Jennifer, alguna peca de “Pecas” y la boca de Winona. Listo. Ahora saco los electrodos de los pechos para  disimularlos y que se parezca a “Tank girl”, los conecto a los cables del globo cautivo absorbe rayos que pedí en el outlet de Transilvania.com y subo la mítica palanca. Todo se ilumina y los chispazos caen a mí alrededor. Colette está un poco cagada pero no dura mucho. Cuando mi creación se mueve grito por tradición más que de emoción eso de: Vive!! Vive!!
Moverse se mueve. No muy normal pero va tirando. Arrastra un pie y la cabeza se le cae bastante (tenía que haber comprado más vertebras) aunque en general está bastante buena. Tendré que aprovechar bastante porque me acabo de acordar que no le puesto sistema digestivo así que…En fin; contento porque para matar el rato y distraerme, he cumplido. Ya no me meto en lo de jugar a Dios y esas cosas.


miércoles, 11 de enero de 2017

Fuera de la manta



La ausencia me ha hecho un hombre taciturno. Me arrastro desde mi cubil hasta mi trabajo como una sombra. En el trabajo estoy condenado a derrapar y en casa a buscar entretenimientos debajo de una manta. Salir fuera de ese ambiente es arriesgado debido al frio. Podría hacer planes para cambiar esto pero estoy cansado y helado, no tengo ganas de nada y rebelarme ante la situación me parece imposible hoy por hoy. 
Las escasas noticias que me llegan de “M” no mejoran mi estado de ánimo. Creo que mi esquíes no volverán a ser los que fueron. La apatía y la soledad, los mocos y los muchos ruidos que mi cuerpo produce ayudan para que el mejor lugar del mundo actualmente sea debajo de esta manta. Pero no puedo seguir eternamente aquí; he de salir del cubil.
Me abrigo y bajo a la calle; tengo una misión de “M”.  Sigo arrastrando los pies y con la nariz hundida en el abrigo con la vista perdida en el horizonte de la calle en busca de luces de coches. Voy hasta la plaza sin conocer ningún coche de los que se cruzan. Voy por mitad de la calle para resultar más visible aunque sepa que dentro del coche se pregunten si en zrgz no hay aceras. Me doy una vuelta a la plaza. Veo a conocidos a los que pregunto si tienen que bajar a Sabi por un casual. Cuento la historia y ellos me dicen que no pero que si quiero me bajan. Alguno me pone una excusa como notarios, arrestos domiciliarios o parecidos….Los menos…uno solo concretando. Pero esta solo me pasa en la 3º vuelta a la manzana cuando ya estoy helado y se me atasca la lengua. Entro en Ruba para calentarme y contar la historia del coche, de “M”, de Sabi ….Parezco un lunático y ya me aburro de lo mismo.
Salgo de Ruba más caliente y me dirijo a casa. Y ya que estoy allí sigo hasta los valles. Me cruzo un par de coches en las que que reconozco caras pero preferiría estar desnudo en la tomatina de Buñol antes que me bajasen ellos. Y ya que he llegado hasta allí, pues sigo andando hasta el cruce para hacer dedo como cuando era joven y valiente …hace una vida más o menos.
Tengo frío y hay un coche aparcado dirección adecuada motor en marcha y puerta abierta. Apresuro el paso. Hay un joven y guapa mujer metiendo bolsas vacías de matedona en el asiento trasero.” Disculpe bella mujer. No sería tan amable de bajar a Sabi a este,  atractivo y helado transeúnte (por otra parte muy activo sexualmente motivado por el celibato impuesto) a recoger su Porsche carrera del taller? Le quedaría muy agradecido y en deuda por su ayuda.”
La verdad es que repasaba esto mentalmente antes de llegar a su altura. “Que te voy a pillar” resonaba en mi cabeza alternándose con lo anterior. A la vez miraba a todos los lados buscando peligros, cámaras o micrófonos ocultos. “Perdona. No bajarás a Sabi?. Tengo novia por cierto… y bien guapa! Tía buscona!! Mira…que paso de ti y de bajar a Sabi.” Le suelto a la conductora 1 segundo antes de girar sobre mis talones y regresar a casa, comprar una bombilla que se había fundido y montarme en el coche de un amigo que me bajaba al jodido Sabiñánigo.
A los 20 minutos regresaba conduciendo el coche de “M” con la calefacción a tope y a toda leche porque mis tripitas se quejaban bastante y la duda se adueñaba de mí: Paro o llego hasta casa?


martes, 10 de enero de 2017

Nueva atmósfera



De nuevo escribiendo aquí porque “M” se ha ido. Otra ausencia que se suma a una gran lista de lacerantes abandonos hacia mi persona. Estoy solo tras largos días rodeado de gente en todo momento. Días navideños de intensa actividad en los que la llegada de la tranquilidad es lo único que te permite seguir en pie y luchar. Días de grandes excesos, de pantagruélicas comidas y colas. Colas para coger una silla, colas para pedir una birra, colas para ir al baño, colas arriba, colas abajo…..Y el día que todo vuelve a la normalidad, el día que las colas se extienden desde las montañas hasta las ciudades en forma inversa, el día que se acaban las colas, ese día,  “M” se va.
Y ese día cuando llego al hogar, al abrir la puerta no se escucha nada. Estoy solo en una casa rebosante de actividad hasta hace unas horas. El silencio oprime la atmósfera antes cálida y ahora gélida. Han pasado las navidades y han arrasado con todo. No me han dejado nada. Ni Santa ni Reyes ni “M” ni nada. Estoy solo. Totalmente solo. Tan solo que no está ni Colette que tenía que pasar a recogerla. Camino y mis pisadas resuenan en el pasillo haciendo ecos en la nada más absoluta. Es el espacio, el vacio, gravedad 0. No hay ruidos. La soledad me envuelve. Doy otro paso dentro de la casa. “Es un pequeño paso para el hombre pero uno enorme para mí”. Ya estoy dentro. Me muevo con dificultad pero me siento ingrávido. El segundo paso me lleva hasta la mitad del  pasillo y allí en medio planto mi mochila colonizando el inerte piso; “no me vas a pillar”
Claro que en un ambiente totalmente nuevo para mí, los peligros son irreconocibles. La nada no era tan nada. En el vacio absoluto de esta nueva atmosfera, flotando, habían quedado cientos de virus. Y cuando me quité la escafandra tras analizar si era respirable ese nuevo mundo entraron en mi organismo cientos de estas amenazas invisibles. La gélida atmosfera me hizo pensar que era la evolución de mi catarro pero poco a poco se fueron haciendo fuertes en mi organismo. Pero esa otra historia…
En ese ambiente nuevo tuve que adaptarme con rapidez para sobrevivir. Primero fui a ponerme la crema para hidratarme tras un largo día al sol; no estaba. Alguien se la había llevado a lejanas montañas. Improvisé y utilicé otra parecida. Hacía frio. Fui al armario a buscar algo que me abrigase y fuese cómodo. Tenía la prenda ideal que recientemente el cuñao me regaló. Y así fue, literal…la tenía. Así que en ese momento me encontré expoliado y a merced de la injusta ausencia. No tenía esquíes, tenía frío, la piel quemada y la soledad me atenazaba el corazón.
Solo me quedaba el ingenio para salir de esta situación. Volví sobre mis pasos y salí a la calle. Una vez allí, crucé el río por calles vacías y aceras heladas hasta casa de mi madre. Tras la puerta me esperaba el calor, la crema hidratante y el apoyo para soportar mi soledad. Abrí la puerta y al calor que me recibió se le unió el ruido de varias voces, decenas de ellas, cientos de voces….Mierda!!!
Estoy solo y la temperatura sigue bajando más y más. La femelina “M” me ha arrebatado todo. Todo? No todo; siempre quedará Ruba. No. Tampoco estaba Ruba. Pero esa es otra historia…