miércoles, 11 de enero de 2017

Fuera de la manta



La ausencia me ha hecho un hombre taciturno. Me arrastro desde mi cubil hasta mi trabajo como una sombra. En el trabajo estoy condenado a derrapar y en casa a buscar entretenimientos debajo de una manta. Salir fuera de ese ambiente es arriesgado debido al frio. Podría hacer planes para cambiar esto pero estoy cansado y helado, no tengo ganas de nada y rebelarme ante la situación me parece imposible hoy por hoy. 
Las escasas noticias que me llegan de “M” no mejoran mi estado de ánimo. Creo que mi esquíes no volverán a ser los que fueron. La apatía y la soledad, los mocos y los muchos ruidos que mi cuerpo produce ayudan para que el mejor lugar del mundo actualmente sea debajo de esta manta. Pero no puedo seguir eternamente aquí; he de salir del cubil.
Me abrigo y bajo a la calle; tengo una misión de “M”.  Sigo arrastrando los pies y con la nariz hundida en el abrigo con la vista perdida en el horizonte de la calle en busca de luces de coches. Voy hasta la plaza sin conocer ningún coche de los que se cruzan. Voy por mitad de la calle para resultar más visible aunque sepa que dentro del coche se pregunten si en zrgz no hay aceras. Me doy una vuelta a la plaza. Veo a conocidos a los que pregunto si tienen que bajar a Sabi por un casual. Cuento la historia y ellos me dicen que no pero que si quiero me bajan. Alguno me pone una excusa como notarios, arrestos domiciliarios o parecidos….Los menos…uno solo concretando. Pero esta solo me pasa en la 3º vuelta a la manzana cuando ya estoy helado y se me atasca la lengua. Entro en Ruba para calentarme y contar la historia del coche, de “M”, de Sabi ….Parezco un lunático y ya me aburro de lo mismo.
Salgo de Ruba más caliente y me dirijo a casa. Y ya que estoy allí sigo hasta los valles. Me cruzo un par de coches en las que que reconozco caras pero preferiría estar desnudo en la tomatina de Buñol antes que me bajasen ellos. Y ya que he llegado hasta allí, pues sigo andando hasta el cruce para hacer dedo como cuando era joven y valiente …hace una vida más o menos.
Tengo frío y hay un coche aparcado dirección adecuada motor en marcha y puerta abierta. Apresuro el paso. Hay un joven y guapa mujer metiendo bolsas vacías de matedona en el asiento trasero.” Disculpe bella mujer. No sería tan amable de bajar a Sabi a este,  atractivo y helado transeúnte (por otra parte muy activo sexualmente motivado por el celibato impuesto) a recoger su Porsche carrera del taller? Le quedaría muy agradecido y en deuda por su ayuda.”
La verdad es que repasaba esto mentalmente antes de llegar a su altura. “Que te voy a pillar” resonaba en mi cabeza alternándose con lo anterior. A la vez miraba a todos los lados buscando peligros, cámaras o micrófonos ocultos. “Perdona. No bajarás a Sabi?. Tengo novia por cierto… y bien guapa! Tía buscona!! Mira…que paso de ti y de bajar a Sabi.” Le suelto a la conductora 1 segundo antes de girar sobre mis talones y regresar a casa, comprar una bombilla que se había fundido y montarme en el coche de un amigo que me bajaba al jodido Sabiñánigo.
A los 20 minutos regresaba conduciendo el coche de “M” con la calefacción a tope y a toda leche porque mis tripitas se quejaban bastante y la duda se adueñaba de mí: Paro o llego hasta casa?


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