viernes, 18 de diciembre de 2015

Recayendo en aburrimiento



La barba sigue picando bastante. No sé si aguantaré mucho más mi protesta isabelina. Ayer fue un día aburrido en los que no se puede hacer nada. Un día lleno de despropósitos y de puro y duro aburrimiento. Un día en el que estas tan aburrido que no haces nada de puro aburrimiento. En un día de ausencia por supuesto nadie está donde debiese así que tienes que aburrirte solo. Por 2 veces estuve tan aburrido que casi me meto en la ducha y me afeito. El aburrimiento es el peor enemigo de las propuestas isabelinas. Tirado en la alfombra me aburrí viendo una película de época victoriana que se aburrían más los personajes que yo. Había hasta una mosca que pasaba cada 10 segundos con el ruidito del vuelo que suena a un completo y enorme aburrimiento. Cualquier iniciativa que me pasaba por la cabeza me aburría.
Como todo el mundo sabe el aburrimiento es algo que sin darte cuenta se te pega en el alma y pase lo que pase ya no te lo quitas. Solo puedes mirar el teléfono y esperar a que suene (que no lo hace nunca) o venga un whatsup. Si suena el móvil, sabes que al otro lado esta alguien tan aburrido como tú que llama para compartir el aburrimiento. Y en esa situación tan aburrida pues cuelgas porque ya tienes bastante con lo tuyo. Puedes llamar a alguien tu pero invariablemente ese a quien llamas estará ocupadísimo. Los bostezos de la película victoriana se te pegan y mientras piensas en que la actriz que interpreta a Lady Commental esta buena pero es aburrida. Tan aburrido como sería quitarle las 7 faldas para cepillártela como ha intentado hacer Mr. Bright. Al final se ha quedado dormido el pobre a mitad del curro. Suena el teléfono y otro aburrido te llama arrastrando los monosílabos. Si una conversación está plagada de preposiciones cuelga.  
En el whatsup sigues intentando montar un pádel que será imposible concretarlo porque uno no puede hasta la hora n, otros 2 si pero el 4º  espera al 1º y cuando confirmas hora es el pádel quien niega la hora y te da otra diferente que has de concretar como en un billar a 3 bandas lleno de carambolas. Qué os den …!
La mosca vuelve a pasar. Mr Bright sigue dormido encima de una bostezante lady Commental llena de refajos y de lazos. La barba me pica y el mundo está parado. Demasiado aburrido para cualquier plan.
La tarde sigue y ya he intentado leer 3 veces, encontrar un canal 7 veces y he desechado 20 planes tipo limpiar, asearme, cocinar, pádel, correr, pasear (..).
Me voy. Me cambio y me doy cuenta que huelo mal y parezco un indigente en busca de cartones de vino. Salgo de casa. Bajo un rellano de la escalera muy aburrido. Me paro, subo, entro en casa y me tiro en el sofá. La mosca pasa zumbando. Ya está bien! Me quito la ropa por el pasillo y me meto en el baño helado. Me ducho batiendo mi record personal de permanencia debajo de la misma. Utilizo todo lo que me rodea; gel, shampoo, acondicionador y otro gel. Otra plusmarca personal. Me seco y delante del espejo comienzo a acumular botes y enseres. Me afeito con espuma y luego me pongo after-shave. Primero me afeito perfilando la barba; parezco gay. Luego me dejo perilla; parezco un tonto que se cree guay. Me dejo bigote de hockey; parezco un tonto que lo sabe. Me dejo perillita como un mosquetero; parezco uno de podemos que es gay y tonto. Bigote a lo Bismack; parezco una caricatura. Bigotillo; soy ridículo. Me afeito todo. Crema hidratante de aloe vera, otra que pone contorno y rebusco si me he dejado algo. Observo los signos de la vejez en mi careto impoluto; canas y pelillos que salen en sitios que no debían y que es imposible cortarlos rasurarlos o quemarlos. Lo sé porque pruebo. El móvil suena desde algún sitio pero ahora que no estoy aburrido no voy a coger el teléfono a nadie que se aburra. Sigo utilizando cremas de “M” y acabando con todo rastro de mi conducta isabelinamente sucia. Me miro en el espejo. (Me follarías?. Yo me follaría a saco). Incluso viene la mosca pero no me reconoce después de compartir conmigo toda la tarde. Ahora pasa de mí; no le parezco interesante. Así que se posa describiendo una cabriola sobre el lavabo y la mato. Que se joda; a mí no me niega el saludo un insecto.
Cojo la ropa que he llevado todos estos días y la quemo en la chimenea. Cojo el teléfono y le digo a un aburrido que me pilla en mal momento; liado. Que se duche y se asee el guarro. Me seco hasta el pelo antes de vestirme y salir a pasear a Colette en una noche fresquita en la que hay un montón de estrellas fugaces. Escucho Massive mientras camino y me siento bien. Luego iré a casa y escribiré esta crónica, cocinaré algo y tal vez hable con “M”. “Lo cierto es que soy una persona aburrida. Pero eso va a cambiar; yo, voy a cambiar. Es la última vez que me aburro así. Ahora voy a reformarme y dejar esto atrás. Ir por el buen camino  y elegir la vida. Estoy deseando ser como vosotros; el trabajo, la familia, el tv grande que te cagas, la lavadora, el coche, el cd, buena salud, colesterol bajo, telebasura, ropa deportiva (…) ir tirando tirando hasta el día que la palmes” (El joven Renton. Monólogo final)

No hay comentarios: