Ha pasado un fin de semana desde
que se fue. Me he mantenido firme y apenas he pisado una terraza. He cumplido
en parte con mi plan a pesar de que el tiempo sigue siendo inmisericorde con
esta parte de las montañas. Los días grises son una constante en la que no
siempre llueve pero amenaza. Barro, humedad y charcos es mi camino. No
desespero aunque mi ánimo flaquea de vez en cuando. Como el único superviviente
paseo por montes y calles, encapuchado y tan solo acompañado por Colette y mis
pensamientos.
No podía quitarme de la cabeza
esas piezas del rompecabezas que me faltan. El insomnio es difícil de llevar así
que decidí investigar por mi cuenta. Libreta en mano paseo por el pasillo de la
casa levantando volutas de pelo que inexorablemente pararán en la alfombra de
mi gabinete. Toco el violín esperando que mi cabeza se vuelva clara y
analítica.
Entro en el cuarto de “M” y me
siento en la cama. Hace frio y parezco un mendigo vestido con todo lo que he
encontrado a mano. Abro su armario y rastreo indicios. Hay mucha ropa que no había
visto nunca. Puede que sean regalos. Puede que tenga un amante que halaga su
feminidad con ropas bonitas y tiernas telas. Abro cajones de calcetines y ropa deportiva. Encuentro su
ropa interior; braguitas de alegres motivos
y colores cremas, blancos y negros. De esta me acuerdo…me traen gratos
recuerdos…
Tras un paréntesis vuelvo al
caso. Deduzco lo que falta en el armario. Pliego la ropa que está en pelotillas
o montoncito y la coloco de nuevo. Un sujetador es difícil de plegar. Parece
mentira pero con lo funcional que parece puesto, en reposo no tiene sentido.
Así, si parece…porque…mmmm
Cada vez estoy más cansado. Vuelvo
al asunto y ahora me centro debajo de la cama, su calzado está en orden. Las Hunter..buff
las Hunter. Se me ocurre que con ellas, la gabardina, ese suje y las blancas
con adornos estaría “M” muy bien. Quizá…pero…
Ahora si estoy exhausto, es muy
tarde. Puede que Morfeo me haga cosquillas y la investigación sea mejor dejarla
para mañana. Me arrastraré hasta la cama, ahuecaré la almohada, cerraré los
ojos y mañana saldrá el sol y cogeré la bici.
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