No sé de cuánto
tiempo dispongo. Posiblemente de unos pocos minutos antes de lo inevitable.
Escribo rápido y atemorizado, entenderlo. Jamás había visto algo así. Miraba al
cielo más allá del azul luminoso, dónde estarán los Dioses descojonándose de
vernos con la lengua fuera y bañados en un sudor constante. De repente entre
las montañas, allí arriba en el implacable cielo ardiente, una extraña forma se
va acercando. Es oscura, informe de textura vaporosa como el humo de un
cigarro. No es humo, no es un avión ni es Super-man…un ovni?.
A mi lado
un señor mayor, entrecerrando los ojos hacia el calor denomina a eso nube.
Nube? Acaso es algo conocido en este mundo ardiente? Este señor habrá sido
abducido por una nube en un remoto pasado antes del calor y la enfermedad y por
eso reconoce a la nube.” Las nubes quitan los mocos señor?” pregunto. Las nubes
a veces, traen agua y refrescan el mundo como si de un aspersor gigante se
tratase. Al menos el señor eso me dice o creo, porque no le hago ni puto caso cuando la nube /ovni/
aspersor oculta el sol y deja de abrasar.
Es
maravilloso. Se ha comido el sol y todo ha bajado unos grados que hacen que estés
bien si no fuese por los mocos, garganta, ausencia, celibato y la piedra que se
ha metido entre los dedos de las chanclas.
Para mi
está vetado el agua, los movimientos continuados, el frío, lo refrescante, todo
lo que mola en una ola de calor. Mi rencor crece. Mi piso es una sauna que con
fiebre se convierte en un invernadero en mitad del pacífico a las 3 de la
tarde. Hace meses que no estoy en él. Así que corro en la sombra de la
nube/aspersor/ovni y aunque me ahogo llego a casa para sentarme a escribir
esto. De eso hace 20 minutos y la nube seguía creciendo hasta un momento antes
que ha salido del todo de la montaña. Dentro de poco dejará de ocultar el sol y
esta casa con todo lo que contiene se fundirá. Si alguien puede leerme y quiere
ayudarme….que venga con lencería fina. Es urgente.