Aunque no os lo creáis estoy de
nuevo solo. “M” ha cogido los bártulos de esquiar (los suyos y los míos) y se
ha pirado a montañas más blancas. No es que la culpe ni que le tenga resquemor
por ello….es pura envidia. Me jode que la gente se lo pase bien y yo no. Además
cuanto más cercana es esa gente más me jode lo reconozco. El primer mensaje que
recibí es que habían tenido que poner las cadenas. Ni una disculpa ni nada. Un
whatsup que significa realmente: Ha
nevado un montón y el dragón está conmigo y no contigo. Dale de comer a la
perrita y no dejes calcetines sucios en mi lado de la cama”. Yo tenía que responder que no cabían
calcetines entre las prostitutas que vinieron a cenar o algo así para remarcar
que no estaba afectado. Pero en vez de poner la verdad (ijrwhgñ testampes) de
cómo me sentí, puse un amable: Que
suerte (cari) disfrútalo mucho.
Querida “M”; disfruta de mis
tablas en esa nieve. Siente el aliento del dragón cuando salgas disparada hacía
el siguiente giro entre la nube del humo de ese ancestral animal blanco, gélido
y etéreo. Ya me quedo yo aquí mojándome mientras tanto. No te preocupes, que
igual hasta un día cambia aquí la cosa y en vez de pasta tenemos nieve. No te
culpes por si necesito cantos y los tienes tú allí, ya me apañaré. Whatsup final conversación ayer.
Si una ausencia ya es triste por
la falta de la persona amada imaginad uniéndole envidia y enfado. Pero además
sumadle las carencias por las que vengo padeciendo y solo atisbaréis parte de
mi lamentable situación. Miro en cielo gris preñado de agua y corrompido por
esa humedad y solo veo a “M” hundiéndose en el abrazo gélido de la nieve polvo.
Observo los chorros de agua que salen por las montañas por todos los lados y
veo a “M” tapada en una silla subiendo en pos de una nueva cabalgada a lomos
blancos. Veo los barrancos que deberían estar helados en una algarabía de agua
y estado líquido y se me aparece “M” rodeada del más noble estado del
agua; sólido semi-gaseoso, blanco, frio,
polvo, virgen, pow, pow,pow…
Repito no la culpo. Si es cierto
que hubiese obrado de otra manera si fuese ella. Yo también lo hubiese hecho
teniendo dinero y tiempo. Pero no escribiría de las excelencias del momento. No
me hubiese ido sin ofrecer una noche de lujuria frente al fuego y sobre todo no
me hubiese llevado sus maravillosos esquíes fundidos los cantos en las fraguas
de los enanos en la edad primera. Hay cosas que no hubiese hecho.
Y ahora aquí, tras ponerme una
clase de hockey hielo y cargarme un vaso con el puk me siento solo. Eso sí,
satisfecho porque ha sido un golpe magistral el del vaso. Desde el gabinete y
sin espacio apenas para mover el stick, lo he levantado por encima del hombro y
apoyándome en la pierna contraria lo he bajado dibujando un arco perfecto. Un
movimiento rápido, cargando todo el peso
sobre el extremo del stick para golpear la pastilla que ha acabado con el ruido
de una nuez al romperse. La pastilla ha salido disparada con una ligera
parábola a través del pasillo. Apuntaba a la silla de periódicos que es la
portería pero claramente ha salido un poco más arriba. Y si, un poco escorada a
la derecha. Ha volado hasta la cocina y en su carrera hasta el micro ha
destrozado un vaso de cristal. Ovación general en el palacio de hielo aun
habiendo fallado. Pearl jam con “ alive” sonando en ese momento.
Pero la gloria es efímera. He
bajado de nuevo al mundo de la ausencia. Hace frío y hay mucha humedad. En vez
de escribir una ausencia al abrigo del fuego en el hogar soy el comandante
Scott escribiendo su diario en el polo.
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