martes, 12 de enero de 2016

Ausencia británica



La ausencia sigue su curso. Apenas sin noticias mantengo la cordura con el trabajo y estrictos horarios. Para esta ausencia he elegido el modelo de actuación británico. Pero británico victoriano. Para empezar  algo de documentación; ayer vi Sherlock Holmes mientras esperaba que el sueño me llevase con él. También empecé a leer un clásico de la época cuando me acosté. “Orgullo y prejuicio y zombies” no acabó de convencerme.
Al levantarme ya era mucho más británico. Levantaba la ceja cuando se me planteaba alguna duda típicamente británica cómo café o té, capa o chubasquero, mear sentado o de píe….Esas cosas matinales que nos preguntamos en las islas.
Al final he tomado café con un dedo levantado y en ausencia de pipa me fumado un pito. Mear lo he hecho sentado y así he matado 2 pájaros de un tiro. Los británicos somos gente pragmática…Y tras esta actividad matutina, con puntualidad, he bajado al encuentro con el coche que me sube al trabajo. Puntual yo, el chofer ha sido muy desconsiderado y se ha retrasado. En mi espera, recordándome las islas, el cielo estaba nublado y la llovía ligeramente.
Al sentarme y tras las muestras cotidianas de educación; saludos, toses y algún gesto obsceno, el chofer me ha preguntado si llevaba mucho tiempo esperando. Elemental querido chofer ha sido mi respuesta como no podía ser de otra manera. Y así, levantando la ceja derecha en un gesto británico he subido a 200 ya que el inapropiado retraso de mi compañero obligaba. Mi flema me obligaba a cada curva preguntar: “Querido amigo. Es necesario esta velocidad o es que le incomoda mi presencia?” La ceja muy levantada y haciendo fuerza con el píe como si en mi mano estuviese frenar. Y es que ahora que soy británico me parece sumamente incómodo el volante al otro lado.
Consultando mi teléfono ya en pistas también he observado que Lady “M” tenía un tiempo absolutamente intolerable para su grácil y femelina persona en su reposo vacacional. Luego con la ceja casi en el cogote me he quejado a viva voz por no encontrar té en la máquina. Bochornosa esta actitud española de tantas diferentes formas de tomar un café.
El frío era vigorizante en la mañana mientras los copitos caían esperando la primera cita.  Se acercan 2 figuras andando con dificultad y deduzco son mi cita. “Es ud. Nuestro profesor?” me pregunta el caballero. “Elemental querido cursillista” respondo. Tras las presentaciones les indico el lugar apropiado para empezar la clase. Se sorprenden al conocer sus necesidades sin decirme ellos nada. Es el momento esperado. Levanto la ceja y les expongo las deducciones que he sacado. Pasos dificultosos, esquíes en aspa amenazando ambos lados del cuello y botas al revés me indican que es su primer día. Que se cojan de la mano me dice que son pareja. Que lleve los labios pintados (ella) tenga 20 años menos y esté cantidad de buena me sugiere que es su secretaría y el anillo de boda (él) que se la está pegando a su mujer.
Ya acabada la clase me deslizo hasta la escuela para quejarme enérgicamente de la ausencia (intolerable a mi razón) de té en la máquina y ante el director de la estación por la (inexplicable a mi modo de ver) falta de “fish and cheaps” en la cafetería.  Así no puedo ser británico con todo trabas en mi contra.
Intolerable repito levantando la ceja muy alta ante la ausencia de noticias de mi graciosa y femelina prometida de vuelta en el coche. Intolerable este frio en Baker st. Intolerable

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