La ausencia sigue su curso.
Apenas sin noticias mantengo la cordura con el trabajo y estrictos horarios.
Para esta ausencia he elegido el modelo de actuación británico. Pero británico
victoriano. Para empezar algo de documentación;
ayer vi Sherlock Holmes mientras esperaba que el sueño me llevase con él. También
empecé a leer un clásico de la época cuando me acosté. “Orgullo y prejuicio y
zombies” no acabó de convencerme.
Al levantarme ya era mucho más
británico. Levantaba la ceja cuando se me planteaba alguna duda típicamente británica
cómo café o té, capa o chubasquero, mear sentado o de píe….Esas cosas matinales
que nos preguntamos en las islas.
Al final he tomado café con un
dedo levantado y en ausencia de pipa me fumado un pito. Mear lo he hecho
sentado y así he matado 2 pájaros de un tiro. Los británicos somos gente
pragmática…Y tras esta actividad matutina, con puntualidad, he bajado al
encuentro con el coche que me sube al trabajo. Puntual yo, el chofer ha sido
muy desconsiderado y se ha retrasado. En mi espera, recordándome las islas, el
cielo estaba nublado y la llovía ligeramente.
Al sentarme y tras las muestras
cotidianas de educación; saludos, toses y algún gesto obsceno, el chofer me ha
preguntado si llevaba mucho tiempo esperando. Elemental querido chofer ha sido
mi respuesta como no podía ser de otra manera. Y así, levantando la ceja
derecha en un gesto británico he subido a 200 ya que el inapropiado retraso de
mi compañero obligaba. Mi flema me obligaba a cada curva preguntar: “Querido
amigo. Es necesario esta velocidad o es que le incomoda mi presencia?” La ceja
muy levantada y haciendo fuerza con el píe como si en mi mano estuviese frenar.
Y es que ahora que soy británico me parece sumamente incómodo el volante al
otro lado.
Consultando mi teléfono ya en
pistas también he observado que Lady “M” tenía un tiempo absolutamente
intolerable para su grácil y femelina persona en su reposo vacacional. Luego
con la ceja casi en el cogote me he quejado a viva voz por no encontrar té en
la máquina. Bochornosa esta actitud española de tantas diferentes formas de
tomar un café.
El frío era vigorizante en la
mañana mientras los copitos caían esperando la primera cita. Se acercan 2 figuras andando con dificultad y
deduzco son mi cita. “Es ud. Nuestro profesor?” me pregunta el caballero. “Elemental
querido cursillista” respondo. Tras las presentaciones les indico el lugar
apropiado para empezar la clase. Se sorprenden al conocer sus necesidades sin
decirme ellos nada. Es el momento esperado. Levanto la ceja y les expongo las
deducciones que he sacado. Pasos dificultosos, esquíes en aspa amenazando ambos
lados del cuello y botas al revés me indican que es su primer día. Que se cojan
de la mano me dice que son pareja. Que lleve los labios pintados (ella) tenga
20 años menos y esté cantidad de buena me sugiere que es su secretaría y el
anillo de boda (él) que se la está pegando a su mujer.
Ya acabada la clase me deslizo
hasta la escuela para quejarme enérgicamente de la ausencia (intolerable a mi
razón) de té en la máquina y ante el director de la estación por la
(inexplicable a mi modo de ver) falta de “fish and cheaps” en la cafetería. Así no puedo ser británico con todo trabas en
mi contra.
Intolerable repito levantando la
ceja muy alta ante la ausencia de noticias de mi graciosa y femelina prometida
de vuelta en el coche. Intolerable este frio en Baker st. Intolerable
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